Una serie de preguntas florecen en la narradora de Las vanidades del mundo cuando su tío es asesinado y su abuela no lo llora, no se inmuta. Con las respuestas que consigue se empieza a esbozar el extraordinario y a la vez corriente paisaje familiar en una Bello de los noventa, donde al tío homosexual intentaron exorcizarlo, la abuela guardaba con sigilo detalles de sus orígenes y ciertos traumas transgeneracionales sus orígenes y ciertos traumas transgeneracionales echaron raíces, que la narradora desentierra y mira hoy con intriga.
El estilo desparpajado de Carvajal invita a aguzar la mirada sobre nuestros vínculos y sobre esa Colombia que infiltra sus violencias e injusticias en la vida privada de sus habitantes. Con esta primera novela, que oscila entre la muerte y el candor, el gran sentido del humor y la honestidad mordaz, su autora entra pisando fuerte en el panorama literario actual.