Los habitados es un libro que quiere dar voz a aquellos que han visto crecer dentro de sí la planta venenosa del desasosiego, del miedo, de la disociación; a los encerrados, que a menudo se sienten ajenos al mundo pero también a sí mismos, y que sin embargo son capaces también de una lucidez que solo a ellos les pertenece, y que les posibilita ver más allá de lo que otros vemos. Es también un conjunto de poemas que se acerca al duelo con la serena tristeza del que sabe que debe conformarse con las migajas de la memoria, y que la palabra es un instrumento de recuperación que, aunque a veces precario, merece nuestro agradecimiento.