«¿Hasta dónde puede llegar la literatura? En este libro dedicado a la vida y la muerte de su hijo Daniel, Piedad Bonnett alcanza con las palabras los lugares más extremos de la existencia. La naturalidad y la extrañeza conviven en sus páginas igual que en su mirada conviven la sequedad de la inteligencia y el latido más intenso de la emoción. Buscar respuestas es sólo un modo de hacerse preguntas, de negociar con las preguntas, de saber cuántas preguntas caben en una obsesión. Es también una forma de seguir cuidando al hijo más allá de la muerte, de defenderlo contra el frío, comprarle ropa nueva, preguntarle por los estudios y por su arte.
Aunque no haya ningún sobre en la habitación, todo suicidio es una carta a los seres que se dejan en la vida. El dolor, el amor, los recuerdos, las imaginaciones, los sentimientos de culpa, la conciencia de haber ayudado y la certeza de la enfermedad se mezclan en nuestros ojos al leer esa carta y nos interpelan sobre nuestra propia realidad. Piedad Bonnett ha vivido el duelo en compañía de la literatura. Toda la lucidez y toda la emoción pudorosa que han caracterizado su poesía y su narrativa se condensan aquí. La gran literatura convierte la historia personal en una experiencia humana colectiva. Por eso este libro habla de la fragilidad de cualquier vida, de cualquier mundo en el que pueden desaparecer los oficios y las artes, de cualquier estado que pretenda engañarnos con su estabilidad. Habla también de la necesidad de seguir viviendo.
Luis García Montero