En su segundo libro de cuentos Óscar Duque nos presenta diez relatos independientes, completos y redondos. Sin embargo, al entrar en ellos, el lector descubrirá que aquella esquina que en una de las historias es el mero decorado, apenas un fondo fuera de foco, en otra es el escenario principal. Aquí los lugares van y vienen, entran y salen mencionados al desgaire por personajes que, a su vez, aparecen y desaparecen entre relatos como si hicieran cameos cinematográficos en una historia más larga que nos quieren contar y que tal vez sucede en la 45. O no; nadie puede develar con absoluta certeza las intenciones de este autor. Quizás lo que nos propone sean guiños, pistas de atención, referencias dentro de las referencias, juegos literarios para hacernos más divertida la lectura. Nos deja regadas migas de pan para que las persigamos y nos vayamos detrás de sus personajes, seres que viven en el límite del vicio, la perversión y el olvido, pero también de la bondad, la búsqueda del amor y la felicidad.