Simón por fin tiene un diario, pero uno de verdad, de esos con tapas duras y un candado que amarra secretos como si fueran de oro. Así, Simón vedará sus experiencias a su hermano Julián, algo cotilla. Julián no podrá leer la historia de amistad entre Simón y Héctor, un niño con autismo recién llegado a clase. Tampoco cómo lo recibe Simón: sin prejuicios, con naturalidad. Ni que Héctor no siempre logra hacerse entender, y menos con otros alumnos. El fisgón de Julián también se quedará sin saber que Simón defenderá a su compañero de pupitre siempre que sea necesario.Estas páginas son una aproximación al autismo desde el cariño y el desenfado.