¡Pobre Pato! Sale a dar un paseo, y la lluvia, el viento y el barro le han dejado hecho una pena. Menos mal que llega hasta un lago y... ¡zas!, al agua que va. ¡Qué bien sienta un buen baño!
Cierto día, un pato limpio y arreglado salió a pasear, pero no era el mejor día para ello, pues empezaron las desgracias; como se podrán imaginar, de lo limpio que andaba, quedó bien sucio , hasta que al final y como por arte de magia, otra vez asombrado y bien limpio siguió su camino.