En esta novela, la relación de una madre y un hijo está siempre gestándose, siempre en un borde. Hay complicidad y agresiones; se atraen y se rechazan: solo se tienen el uno al otro. «Detonarse, estallar y después morir. Escribir y después morir.
Precoz fue impulsada por esas corrientes salvajes de agua que se llevan cuerpos y objetos para siempre. Eso es la maternidad en Precoz»