Relato en forma de diario personal que abarca de los ocho a los veinte años de Nieve Guerra. Todos se van narra la infancia y la adolescencia de su protagonista, quien, desde su nacimiento, viaja a la deriva de su propia vida gracias a que el Estado cubano decide su destino, siempre supeditado a un incierto desenlace signado por un matiz político-social. Nieve resiste la vida azarosa de sus padres y el pánico de crecer en una sociedad controladora hasta la asfixia que le va restando todas sus posesiones afectivas. Nieve es una sobreviviente, sagaz protagonista generacional de los cubanos nacidos a partir de 1970 que necesitan existir en primera persona desde una experiencia gregaria y colectiva que desemboca en la diáspora insular.
Todos se van es una novela de ficción que recrea el diario de infancia de su autora, quien escribe en su cuaderno mientras espera en su isla el regreso de sus amores. Ha sido llevada al cine por Sergio Cabrera en 2014. El diario continuará...
La primera edición de Todos se van ganó el 1.er Premio de Novela Bruguera (editorial entonces dirigida por Ana María Moix) el 2 de marzo de 2006, otorgado, en calidad de jurado único, por el escritor Eduardo Mendoza: «Una conflictiva vivencia personal y social narrada sin prejuicios de ningún tipo, un viaje instructivo y enriquecedor.»
«La evolución temporal es la evolución del yo; de esta manera, en la crónica de los hechos, se articula una estructura que sirve de consuelo o de desaliento a través de una prosa muy efectiva, muy rica en la sinceridad de la escritura
Una novela llena de dolor y de esperanza, de sueños y de fracasos, de ensayos y de errores, en un contexto asfixiante, en un marco que nos parece imposible pero que es el pan de cada día; o mejo, la falta de pan» (Antonio Garrido, Sur).
«En lo que parece ser un momento crucial en la historia de Cuba, Wendy Guerra (La Habana, 1970) está llamada a ser la novelista de esa metamorfosis que devendrá, como muchos lo deseamos, en algo a la vez tan difícil y tan humilde como una democracia... Todos se van es una de las grandes educaciones sentimentales de la literatura latinoamericana... Todos se van me permitió seguir, como no me ocurría desde mi primera lectura de Milan Kundera, una vida de "joven artista adolescente" bajo el totalitarismo» (Christopher Domínguez Michael, Letras Libres).