El carácter literario en el periodismo de Arango se confirma en este segundo tomo de Reportajes, que reúne los textos publicados entre 1967 y 1971. La dimensión biográfica de las crónicas de tantos entrevistados se acentúa ahora a través de los relatos, en varias entregas, de Gonzalo el Simbad en altamar y de la escapada del poeta en la isla de San Andrés: una especie de autobiografismo subraya la presencia de ese yo literario que entra en un diálogo más auténtico con los personajes; el mar, punto de fuga de estos reportajes, reviste de un especial carácter poético las voces de sus interlocutores; y el paisaje deja de ser una descripción del exterior para convertirse en una interpretación del interior. En definitiva, Gonzalo Arango realiza un periodismo contemplativo en el mismo sentido en que, como nadaísta, hace literatura.