Boris Manrique es una bomba de tiempo. Tiene 24 años y trabaja como fotógrafo de sociales en Control Remoto, una mediocre revista de entretenimiento. Aunque también hace las veces de doctora especialista en resolver los líos sentimentales de los lectores, es incapaz de enderezar su atribulada vida y más aún desde que se enteró de la muerte de un hombre de 117 años. Lo aterra estar destinado a una existencia tan prolongada. Sus recorridos por Bogotá bajo la tutela de Santos Bustamante, un veterano y desprestigiado periodista, y la aventura con una mujer daltónica y casada diez años mayor que él mantendrán a raya su ansiedad por un tiempo. O la empeorarán hasta que finalmente Manrique explote con virulencia.