¿Cuáles son las formas en las que cristaliza la soledad? ¿Qué hacer con ellas, cómo pensarlas? ¿Nos es dado imaginar una comunidad de genuinos solitarios? Éstas son las preguntas que parecieran yacer bajo las dos conferencias de Pascal Quignard que conforman el presente volumen, dictando su despliegue, lo que podría llamarse, sin exagerar, su desarrollo melódico. Con lenguaje plástico y erudición lúdica, Quignard nos lleva de Henry Purcell a Georges de la Tour o a François Couperin, y de allí a las ruinas ya inexistentes de Le Havre o de Port-Royal, atreviéndose a esbozar esta confluencia de soledades, esta congregación imposible, en el espacio sin límites de la palabra escrita.