A los ochenta y dos años, Gerald Murnane inició un proyecto que cerraría el círculo de su escritura: leer, durante doce meses, sus quince libros publicados a lo largo de medio siglo y preparar un informe de lectura sobre cada uno. Revisitó la totalidad de su obra como alguien que indaga en los cimientos imbricados, escurridizos, quizá indescifrables de la creación. Su intención inicial era guardar los informes en sus legendarios archivos, que preservan los restos textuales de su vida y la genealogía de sus libros, pero, a medida que los informes crecían, tomaron la forma de ensayos que recorren el amplio territorio al que el autor se refiere como su mente: las imágenes, asociaciones y circunstancias que dieron lugar a la escritura; reflexiones sobre la ficción y recuerdos sumamente personales. En los quince «reportes» que componen este volumen, Murnane llamado por el New York Times «el mejor escritor en lengua inglesa del que la mayoría nunca ha oído hablar» ahonda en la visión sobre la literatura, la vida y la muerte de alguien que sabe que no publicará otro libro.
El acto de escribir, para Gerald Murnane, consiste en contemplar el océano de las imágenes que lleva dentro, discernir las conexiones entre ellas y exponer esas conexiones en oraciones gramaticalmente estructuradas. La fascinación con los racimos de imágenes que aloja su mente lo lleva en una exploración sobre cómo es que la memoria funciona. La convicción emocional es tan intensa, el lirismo sombrío tan sugerente, la inteligencia detrás de las oraciones cinceladas tan indudable que suspendemos toda incredulidad. J. M. Coetzee
Considero mi propia mente una suerte de paisaje. Gerald Murnane