Para entretener, divertir, interesarse por la salud o las penas de sus destinatarios y aliviarlas en lo posible. Con esos motivos escribía sus cartas Virginia Woolf. Para intercambiar ideas, comunicarse, conocer cotilleos, saciar su curiosidad por la vida de sus amigos, por sus relaciones, incluso por sus casas. Afectuosas casi siempre, distendidas y hasta jocosas en otras ocasiones, a la autora nunca le preocupó lo que se hiciera con sus cartas tras su muerte, estas cartas cuya selección presentamos ahora al lector en español y que nos devuelven a una Virginia Woolf cercana, espontánea, cariñosa, irónica, con su particular y muy personal don para escribirlas. Ordenadas de forma cronológica (desde 1912, a punto de convertirse en escritora de ficción, hasta su muerte en 1941), las cartas de esta selección la mayoría inéditas en nuestra lengua recorren los tres temas principales de su correspondencia: la literatura, las casas y las gentes, y nos acercan al retrato vital de una de las figuras literarias esenciales del siglo XX.