Casi nunca las cosas son como uno piensa. O mejor dicho, casi siempre son justo al revés, les dijo el búho anciano a pequeño oso y a pequeño tigre cuando se empeñaron en conseguir lo mejor del mundo. Se cansaron de hacer agujeros en la tierra y de buscar incluso bajo el agua, aunque allí solo encontraron algas, peces y basura. Y cuando por fin habían obtenido el dinero que querían para satisfacer todos sus caprichos, volvieron a quedarse sin nada. Engañados y robados, volvieron a casa; hasta entonces habían vivido muchas aventuras, se habían peleado entre ellos, y no solo habían conocido al búho anciano, sino también al topo feliz, al pez del río, al león de los pantalones azules, a la gallina loca y al burro viajero.