Esta novela se centra en el amor de dos jóvenes que deben enfrentar la incomprensión familiar y los prejuicios sociales; además deben sortear miles de dificultades económicas para realizar un sueño compartido: estudiar literatura. Por momentos, la fuerza del amor y el gozo que les proporcionan la lectura y la escritura son lo único que los mantiene a flote en un mundo hostil. Pero aún les falta enfrentar el mayor de los retos: Adrián, uno de los protagonistas, tiene sida. Los pocos momentos que la vida todavía les depara a él y a Fernando, su compañero, ponen a prueba la compasión y la solidaridad sin límites que definen todo gran amor. Ellos deben sobrevivir en un medio intolerante y no están dispuestos a hacer ninguna concesión cuando se trata de sus sentimientos. La narración se alterna entre el presente de la enfermedad de Adrián y las historias de infancia y juventud de él y de Fernando el momento en que descubren su homosexualidad y la experiencia de una descarnada realidad que cuestionan y que los marca de manera prematura. Estas dos líneas narrativas se van acercando hasta encontrarse, como sus vidas. El círculo de la historia se cierra con una magnífica ironía borgiana: la vida les ha dado el dulce amor y, al mismo tiempo, la amarga muerte.