Durante muchos siglos el suicidio se consideró un pecado mortal o el indicio de una enfermedad mental. Esta visión cambia durante el siglo xx y surge una nueva cultura del morir. La muerte propia se considera cada vez más un «proyecto» que el mismo individuo debe diseñar y responsabilizarse de él. Quien se quita la vida no solo pretende acabar con ella, sino que también quiere asumirla y darle un nuevo sentido. En este libro, Thomas Macho explica la polifacética historia del suicidio en la Modernidad y describe cómo el valor de la muerte voluntaria ha ido cambiando en la política (como acto de protesta y como atentado), en el derecho (con la despenalización del suicidio) y en la medicina (con la eutanasia), así como en la filosofía, el arte o los medios. El autor se remonta hasta las raíces culturales del suicidio, analizando periódicos, películas y obras de artes. Estudia casos reales y sobre todo, muestra de qué modo los diversos motivos del suicidio se evocan entre sí. Su diagnóstico es que vivimos en una época cada vez más fascinada por el suicidio.