Treinta escenas caleidoscópicas arman esta novela testimonial. En ella asistimos al
asesinato del padre de la narradora a través de los ojos atónitos de la niña que fue.
La novela formula e intenta contestar una pregunta que nadie ha podido responderle
a la hija, ni a su madre, ni a sus hermanos: ¿Pueden 35 gramos de acero y un gramo
de pólvora destrozar una familia?
El tono del libro es al mismo tiempo seco, contenido y conmovedor. Es sincero, a veces
gracioso por lo absurdo, nunca autocomplaciente y sin la mínima intención de inspirar
lástima. La familia se hunde, pero no naufraga y sale a flote pese a las desgracias. El
ejercicio íntimo de trasladar a las palabras la memoria del padre, le permite a Sara
Jaramillo Klinkert liberarse del peso obsesivo de su recuerdo, que ahora pesa menos,
pues se ha convertido en el libro que el lector tiene entre sus manos.