Una selección de íntimas crónicas que nos cuestinan aquello que llamamos "cotidiano".
Un programa radial para oyentes insomnes y trabajadores nocturnos ansiosos por ganar un par de boletas de cine. Un poeta anónimo cuyo único deseo es capitanear un velero que atraviese el Pacífico. La conversación bulliciosa e incomprensible de un grupo de niños ciegos jugando en la piscina. A todas estas escenas, inconexas en apariencia, las une la apasionada búsqueda de la poesía en los rincones de la cotidianidad, en los silencios perceptibles y en las palabras ordinarias.
El campo al fin de cuentas no es tan verde es un conjunto de crónicas poéticas construidas a través de un lente de curiosidad sobre lo intrascendente, pero también sobre el lenguaje mismo. Con una prosa magnética, cada relato breve dibuja imágenes palpables de recuerdos, viajes y encuentros casuales que exploran los recovecos de lo momentáneo y cuestionan todo aquello que se asume como convencional.
Al poner el foco sobre lo que es usualmente ignorado, Víctor Gaviria reivindica la lírica inherente a la quietud de la existencia mediante reflexiones que invocan la poesía civil de Evtushenko, la rebeldía ortográfica de Helí Ramírez y la nada melancólica de Pessoa. Estas narraciones reflejan el brillo de los instantes estáticos e invitan a la búsqueda infinita de la poesía cotidiana.