La Luna oscurece es una verdadera travesía del ser que desplaza todos los límites. El lenguaje explora lo vivo, interpela a Dios, se despoja de la muerte para afirmar mejor su poder.
«Las palabras me persiguen, me gusta que me persigan», dice la autora.
Con Anise Koltz, nos dan ganas de explorar en nosotros mismos, en estas tierras desconocidas que están ligadas con lo anterior de nuestro nacimiento y lo que seguirá a nuestra muerte.