Alejandro Gaviria es un lector empedernido y un bibliófilo en ciernes, busca en las librerías de viejo primeras ediciones que muchas veces guardan entre sus páginas sorpresas, misterios y secretos. En este libro sobre libros reflexiona, a partir de sus lecturas desordenadas, de temas actuales que fueron tratados con anticipación, por no decir videncia, por algunos de sus escritores favoritos en cuentos y novelas. Habla de lo complejo que resulta lograr cambios sociales, de la imposibilidad de la felicidad absoluta, la corrupción del lenguaje político, la asociación entre fanatismo y paranoia, las tensiones entre derechos humanos y sostenibilidad ambiental, entre otros asuntos. Siquiera tenemos las palabras es un alegato, inspirado en Joseph Brodsky, para recordar el papel crucial de la literatura, la importancia de los libros y la necesidad (existencial) de su masificación.