Quien se sumerja en estas páginas comprenderá que la literatura de Tomás González tiene el poder mimético de la gran literatura: aquella que nos recuerda, a tavés de personajes y del lenguaje, que la vida y la muerte son consustanciales: así como no podría haber océano sin costa, así mismo, no puede haber principio si no hay fin.
Ignacio, el médico narrador de esta hermosa novela de Tomás González, va a la costa pacífica a encontrar el sentido primero de la vida. Lo acompañan su madre, Isabel, su tía Antonia, su mujer Ester, sus hermanos Antonio, Adriana, Gloria Isabel y Rafael Alberto, y una enfermera, además de sus sobrinos. Algunos son presencias fantasmales en el recuerdo, otros están allí para descubrir cuál es el motivo profundo de estar reunidos en ese lugar misterioso en donde el mar, la playa, el cielo y la lluvia se confunden con la selva.
El fin del Océano Pacífico es una novela familiar, tumultuosa, en la cual se sienten las fibras de toda la obra del gran escritor que es su autor: desde la ensoñación de los poemas de Manglares, hasta las novelas que lo han hecho querido por sus lectores como Primero estaba el mar, Temporal o La luz difícil, pasando por los cuentos reunidos en La espinosa belleza del mundo.