Escrita probablemente entre la segunda mitad de 1945 y los primeros meses de 1946, Extravíos representa tal vez la obra más sombría y descreída que el autor haya escrito nunca: «Entiendo perfectamente tu situación y tus desilusiones, aunque yo no haya hecho la guerra. Pero basta contemplar como espectador la época que vivimos para sacar conclusiones válidas para todos los tiempos. Yo me he vuelto inmune a todo, a las antiguas creencias y a cualquier creencia futura. Aún creo quizás en la inteligencia y en el fuego de artificios del espíritu. La realidad no existe sino en el sufrimiento, pero lo muerte lo anula también, así que al fin de cuentas nada tiene consistencia alguna», escribía a su hermano Aurel, el 8 de septiembre de 1946.
La presente obra es uno de los últimos textos que Cioran compone en rumano y probablemente el último que concebirá en su propia lengua con carácter de libro. El episodio de Dieppe, descrito en sus entrevistas, está a un paso de consumarse, y con él la decisión de operar definitivamente el salto que lo catapultará como uno de los prosistas más finos de las letras universales.