Por primera vez los lectores en español pueden acceder a la versión íntegra de Lágrimas y santos. La versión española que se leía hasta la fecha no se basa realmente en el texto original, sino en la traducción francesa, una reelaboración reducida realizada por Sanda Stolojan en los años ochenta, quien, como ella misma reconoció, tuvo que someterse a las censuras que el propio Cioran se empeñó en aplicar al libro pensando en el público francés: «il faut penser à nos lecteurs païens», alegaba el autor, según cuenta Stolojan en su correspondencia con Noica. Cioran lamentó posteriormente haber desvirtuado el espíritu del libro de esa manera y más tratándose, como afirma en su entrevista con Lea Vergine, del mejor libro que había escrito en rumano.
La publicación en 1937 de Lágrimas y santos desató duras críticas entre los miembros de su generación. La excepción fue Jeni Acterian, que supo comprender «el drama que se ocultaba tras la vitrina de impertinencias y provocaciones» que conforman esta obra.
La explicación del acercamiento de Cioran a la mística y a la santidad, ha de buscarse en las vivencias extremas que padeció durante su juventud, ligadas a sus terribles crisis de insomnio, y muy particularmente en las repetidas experiencias extáticas que el autor confiesa haber conocido, con especial incidencia, durante su estancia en Alemania, entre 1933 y 1935.