JAMES JOYCE (Dublín, 1882 - Zurich, 1941) publica en el año 1927, cinco años después de la edición de Ulises, este libro de poemas con el que confirma que no es solo uno de los grandes narradores del siglo XX, sino que también es un considerable poeta capaz de levantar el entusiasmo en Samuel Beckett, y que E. Pound lo destacara por la graciosa musicalidad de sus versos y su sabio entronque con la lírica tradicional irlandesa.
En su poesía, como en sus novelas, Joyce siempre escribe con la exigencia de una total verosimilitud, la necesidad de aceptar y analizar la vida humana en cualquiera de sus aspectos. En estos poemas Joyce nos muestra desde el desconsuelo por las enfermedades a la sátira irónica, la melancolía como óptica para observar las diversidades o las evocaciones más apáticas. Joyce es uno de los más grandes e influyentes narradores, pero sería indebido no considerar que también fue un gran poeta.